El sol ya empieza a picar y a lucir con fuerza, comienzan a sacarse del cajón las gafas de sol pero… eso no es suficiente.
Si bien es necesario durante todo el año, el uso de cremas solares se hace imprescindible para todos en esta época. ¿Por qué?.
Hagamos un repaso rápido a la teoría para poder ver la importancia de la práctica.
Las siglas FPS (Factor Protección Solar, SPF en inglés), hacen referencia al modo de protección frente a los rayos ultravioletas B (UVB) y a las radiaciones ultravioletas A (UVA).
En términos prácticos, más allá de cómo se llega en laboratorio a este tipo de conclusiones, la numeración que califica al FPS nos indica el tiempo que podemos exponernos al sol sin riesgos de quemadura. Es decir, cuanto más factor de protección, mayor tiempo de protección.
¡Pero cuidado!, un FPS 15, 30, 50… no hace mención directamente al tiempo en minutos que dura dicha protección como creen algunos. En realidad, ese tiempo viene traducido por el tiempo de más que está protegida la piel en comparación a lo que tardaría en quemarse si no llevase ningún filtro solar.
Es decir y a modo de ejemplo, si una piel típicamente mediterránea, relativamente blanca y fácilmente bronceable, tardase unos 15 minutos en quemarse bajo una exposición directa al sol y sin protección, con una crema solar de factor 30, tardaría 30 veces más en hacerlo. Si haces cálculos, que a buen seguro estás ya en ello… eso nos da unas 7 horas de protección. En ese caso, ¿por qué nos aconsejan siempre dar nuevamente crema pasadas las dos horas?.
Sencillamente porque todo va a depender del tipo concreto de piel que tengas, de su nivel actual de pigmentación que marcará la cantidad de luz absorbida, de la medida en que la propia crema es absorbida por tu piel, de si hay roce o no con la ropa que pueda liberarte de la crema de igual modo que lo hará el sudor y cómo no el agua a la hora de tomar un baño… Como ves, todo ello hace imprescindible repetir la aplicación habitualmente para asegurarnos.
¿Y por qué resulta tan importante la aplicación de estas cremas?. Porque tanto los rayos UVB como los UVA son los únicos capaces de traspasar la capa de ozono del planeta y si bien los rayos UVA no pasan a través de la dermis siendo los responsables del bronceado al activar la melanina, los rayos UVB sí pueden traspasar la dermis, pudiendo dar lugar a las temidas quemaduras.
Pero vamos más allá, se dice que la piel guarda memoria y algo así es lo que ocurre, llega un momento en que la piel con el paso acumulado del tiempo y la exposición solar, no tiene ya capacidad para protegerse, momento en el que comienzan a aparecer manchas, envejecimiento prematuro o en el peor de los supuestos melanomas y cáncer de piel.
En el caso de combinar depilación láser con sol, la recomendación en relación a no exponerse al sol no viene tanto por el tipo de luz emitida por el láser, que no emite en el rango de los ultravioletas, si no por el aumento de temperatura que sufre la piel en estos tratamientos, lo cual, en unión al calor emitido por el sol, hace que no sea segura la combinación de ambos factores.
En resumen, conocemos de sobra cuáles son las precauciones tantas veces comentadas en relación al sol, así que estés o no recibiendo un tratamiento de depilación por luz, ya sabes cómo y por qué has de utilizar las cremas solares.