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La importancia del sol en fotodepilación

Jun 18, 2012 | Depilación

Una de las principales recomendaciones a la hora de realizarse cualquier tratamiento de fotodepilación - láser o luz pulsada intensa (IPL) - es la de no tomar el sol. Unos centros te indican que debe haber transcurrido un mes antes de tu sesión, otros quince días, una semana… En Dpila os decimos que es suficiente con tres días antes y tres después de cada sesión.Una de las principales recomendaciones a…

Este es un buen momento del año para tener en cuenta los efectos de la exposición al sol en fotodepilación.

Una de las principales recomendaciones a la hora de realizarse cualquier tratamiento de fotodepilación – láser o luz pulsada intensa (IPL) – es la de no tomar el sol. Unos centros te indican que debe haber transcurrido un mes antes de tu sesión, otros quince días, una semana… En Dpila os decimos que es suficiente con tres días antes y tres después de cada sesión.

¿Pero qué ocurre si ya se ha expuesto la piel al sol? En Dpila únicamente requerimos por tu parte la seguridad de no haber tomado el sol tres días antes de tu sesión y saber que no lo harás en los tres siguientes. En cualquier caso, tal precisión es posible gracias a nuestro Sistema Tuttor, metodología de trabajo adecuadamente patentada, por la cual hemos desarrollado un protocolo de actuación para poder determinar cuáles son los ajustes técnicos del láser para un correcto tratamiento con un determinado estado de piel.

Se trata, en definitiva, de un sistema que mide, de forma no invasiva e indolora, los niveles de absorción de tu piel y nos permite de un modo científico, dejando a un lado la deducción visual, saber si la concentración de cromóforos en tu piel ese día y en ese momento es compatible o no con la depilación láser o luz pulsada intensa (IPL) y poder trabajar, de esta manera, dentro de los mayores niveles de seguridad. En definitiva, valora los efectos del sol en tratamientos de fotodepilación.

¿A qué se debe tanta obsesión con el sol? Para responder a esta pregunta nos basamos en la principal característica de la tecnología láser (Alejandrita, Diodo, Neodimio-Yag), por la cual la energía del haz de luz es más afín (se absorbe más fácilmente) en tonalidades oscuras que en claras. O, lo que es lo mismo, es más fácil que un láser trate mejor el pelo oscuro que el claro.

Hecho que ocurre de forma similar con sistemas de luz pulsada intensa (IPL), aunque haya quien se empeñe en afirmar lo contrario. La realidad es que todo sistema de depilación por luz, de una u otra forma, se basa en la absorción de ésta por todos aquellos pigmentos (cromóforos) que se encuentran en las capas más superficiales de la piel. En este sentido, el IPL no es ninguna excepción, porque si bien es cierto que no trabaja con una única longitud de onda, no deja de utilizar el nivel de concentración de los cromóforos como vehículo para la absorción de esa luz, que posteriormente se convertirá en calor.

En consecuencia, hay que entender que, al igual que a un pelo oscuro, un láser (o luz pulsada) también puede “atacar” a una piel oscura, puesto que estos sistemas de depilación solo tratan aquellos pigmentos que pueden absorber su energía. Y las sustancias que provocan el color en el pelo y en la piel son, justamente, aquellas que tienen gran afinidad al láser y a la luz pulsada intensa (IPL).

Por ello, dentro de unos límites, se ha de mantener la piel lo más clara posible para que el haz de luz no repare en dicha pigmentación, de igual modo que sí lo hará en la pigmentación más oscura del vello. De ahí la necesidad de evitar en la medida de lo posible esas exposiciones solares previas al tratamiento.