Actualmente el mercado pone a disposición de sus usuarios una gran oferta de técnicas e instrumentos de depilación con emisión de luz, ya sea emisión láser (light amplification by stimulated emission of radiation) o IPL (intense pulsed light). Pero, ¿qué opción es la mejor?, ¿cuál es la más idónea y eficaz? Son cuestiones de difícil solución, más que nada por la variedad de respuestas aplicables a las distintas personas y casos, encerrando todas ellas su verdad. Lo que es incuestionable es que los distintos sistemas de depilación mediante emisión de luz se han convertido en las mejores herramientas para este propósito, y más concretamente los equipos profesionales, los cuales presentan unas características técnicas de emisión no comparables al instrumental portátil o doméstico.

En cuanto a los equipos láser, se han convertido en instrumentos muy eficaces porque emiten un rayo de características puras, con una longitud de onda concreta y precisa (monocromático) y sin dispersión espacial (colimado), lo que les permite conseguir la máxima precisión. Consecuentemente facilitan incrementos de temperatura adecuados durante los tiempos necesarios, favoreciendo la destrucción del folículo piloso y el consiguiente efecto de depilación. Y es que, si no se dispone de una emisión con las características adecuadas para alcanzar estos incrementos de temperatura durante los intervalos de tiempo necesarios, o si esta no es bastante para alcanzar la profundidad necesaria en la piel, nos podemos encontrar con tratamientos insuficientes o deficientes.

Otra ventaja importante de los equipos láser, derivada de la propia tecnología de creación y diseño, es que su aporte volumétrico de energía puede ser muy alto y, además, son capaces de mantener toda su energía durante el trayecto, desde la emisión hasta la zona de absorción, sin pérdidas innecesarias por el camino.

Por el contrario, los equipos IPL emiten en un rango de longitudes de onda que suele ir desde los 500 ηm hasta los 1.200 ηm (en función de la máquina), obligando a colocar los filtros adecuados para seleccionar los rangos de longitudes de onda precisos. Son máquinas, por ello, muy dependientes del operador, lo cual conlleva ventajas o desventajas según el caso.

Asimismo, en los equipos IPL el rayo tiene una gran dispersión, es divergente (la dirección de la emisión se asemeja a la de una lámpara doméstica), lo que provoca un peor aprovechamiento de la emisión de la luz. Esta capacidad limitada de los equipos IPL (no coherentes), que disminuye su potencia y puede menoscabar los efectos térmicos, mecánicos y químicos del tratamiento, contrasta con la alta capacidad de generación de energía de los equipos láser gracias a su emisión coherente.

Los fototipos mediterráneos —en los que nos encuadramos la mayor parte de la población española— sugieren la utilización de láseres de depilación en lugar de equipos IPL, lo que no implica que no haya casos para los cuales estos últimos son efectivos. No obstante, considerando las características tecnológicas de cada sistema podemos asegurar, y concluir, que sea cual sea el fototipo siempre encontraremos el láser adecuado, que será más eficaz que un tratamiento con IPL.