Una limpieza facial diaria es la piedra angular y primer paso de cualquier rutina de cuidado. Hemos de tener en cuenta que a lo largo del día, la piel acumula impurezas, exceso de aceite, células muertas y residuos de maquillaje. La limpieza adecuada elimina estos elementos, previniendo problemas cutáneos como brotes, poros obstruidos y desequilibrios.
Optar por limpiadores suaves y adecuados para tu tipo de piel es esencial, puesto que la elección incorrecta de productos puede provocar irritación y daño a la barrera cutánea. Es más, hacerlo de la manera adecuada nos permitirá preparar “el lienzo” para absorber eficazmente los productos de cuidado de la piel que sigan a esa rutina.
En cualquier caso y si bien la limpieza diaria es fundamental, los tratamientos en cabina ofrecen un impulso adicional a la salud de la piel. Son tratamientos específicos, personalizados y que van más allá de lo que se puede lograr en casa. Uno de los tratamientos más destacados es la limpieza facial profunda.
La limpieza facial en cabina (con o sin extracción forzada) implica la extracción de impurezas incrustadas en los poros, eliminando células muertas y estimulando la circulación sanguínea, proporcionando así nutrientes a la piel y promoviendo un tono cutáneo saludable que favorecerá la renovación y regeneración celular aportando frescura a la piel.
Es un proceso que no solo rejuvenece la piel, sino que también mejora su textura y luminosidad. Son tratamientos que incluyen en cabina productos especializados y técnicas avanzadas que no están disponibles en productos de cuidado personal para uso doméstico.
Y no olvidemos que una adecuada limpieza facial es el principal y más importante tratamiento en pieles con problemas de acné y exceso de sebo.
Con todo, hemos de tener en cuenta que todo lo que podamos mantener desde casa para hacer más duradera y efectiva esa limpieza será bienvenido.
Para ello es recomendable hacer exfoliaciones regulares no agresivas, aprovechar el beneficio de los tónicos para mantener la hidratación y el PH de la piel y utilizar limpiadores suaves adaptados a nuestras necesidades.
Ten en cuenta también cuando laves tu rostro utilizar agua templada en lugar de caliente. El agua caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel, dejándola seca e irritada. El agua templada ayuda a abrir los poros y facilita la limpieza sin comprometer la hidratación.
Tras todo lo expuesto, te informamos que desde Dpila, quedamos a tu disposición para hacer un diagnóstico gratuito del estado de tu piel y poder orientarte en tu mejor rutina.
Tu piel, lo agradecerá.